¿Has notado que al caminar una cuadra tus piernas se cansan más de lo habitual, como si te faltara fuerza o se tensaran sin razón? ¿Te ha pasado que tus pies están más fríos que el resto del cuerpo o que algunas heridas en los tobillos simplemente no sanan? Aunque a veces estos signos pueden parecer menores o atribuibles al envejecimiento, el estrés o incluso el clima, también pueden estar alertando sobre algo más profundo: una posible enfermedad vascular periférica.
La Enfermedad Vascular Periférica (EVP) es una afección que muchas veces avanza en silencio. Sus síntomas pueden ser sutiles al principio, pero con el tiempo impactan de forma directa la calidad de vida. Lo importante es saber reconocer esas señales tempranas, esas pequeñas alarmas que nos indican que el flujo sanguíneo no está funcionando como debería.
En este artículo te explicaremos cuáles son esos síntomas a los que debes prestar atención, cómo una ecografía Doppler puede ayudarte a detectarlos de manera oportuna, y cuándo es el momento ideal para consultar a un especialista en Bogotá. Entender tu salud vascular es una forma de cuidarte de forma inteligente.
¿Qué es la Enfermedad Vascular Periférica (EVP)?
La Enfermedad Vascular Periférica, conocida también como EVP, es un trastorno de la circulación que afecta principalmente a las arterias encargadas de llevar sangre a las extremidades, especialmente a las piernas y los pies. Se trata de una condición crónica y progresiva, es decir, que tiende a empeorar con el tiempo si no se detecta y se maneja adecuadamente.
En la mayoría de los casos, la EVP es consecuencia de la aterosclerosis, una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias. Esta placa reduce el flujo sanguíneo, provocando que los músculos y tejidos de las extremidades no reciban el oxígeno suficiente, sobre todo durante el ejercicio o al caminar.
Lo más preocupante es que muchas personas con EVP pueden no presentar síntomas evidentes en etapas tempranas. Otras, sin embargo, experimentan molestias que afectan sus actividades cotidianas, como dolor o sensación de pesadez en las piernas, debilidad o cambios visibles en la piel.
Los síntomas de la enfermedad vascular periférica que deben ponerte en alerta
Aunque la Enfermedad Vascular Periférica puede avanzar sin síntomas durante un buen tiempo, existen señales específicas que el cuerpo empieza a manifestar cuando el flujo sanguíneo se ve comprometido. Reconocer estas señales es clave para actuar a tiempo.
Síntomas clásicos y comunes de la enfermedad vascular periférica
Uno de los mayores retos de la enfermedad vascular periférica es que en muchas personas puede avanzar de forma silenciosa. Sin embargo, cuando el cuerpo comienza a manifestar síntomas, hay señales que se repiten con bastante frecuencia y que deben tomarse en serio.
Dolor al caminar (claudicación intermitente)
El síntoma más representativo es la claudicación intermitente, un dolor o molestia muscular que aparece al caminar y mejora al detenerse. Generalmente, este dolor se localiza en las pantorrillas, aunque también puede sentirse en los muslos, glúteos o caderas, dependiendo de la ubicación de la obstrucción arterial.
La sensación suele describirse como un calambre, tirón o cansancio muscular, y tiene una característica muy particular: desaparece tras unos minutos de reposo. Esto ocurre porque, al caminar, los músculos necesitan más oxígeno del que pueden recibir por las arterias estrechadas; al dejar de moverse, esa demanda baja y el malestar se alivia.
Este síntoma no solo limita la movilidad, sino que también puede afectar la calidad de vida, ya que muchas personas dejan de caminar distancias cortas por miedo al dolor.
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Dolor en reposo (en fases avanzadas)
En etapas más avanzadas, el dolor puede aparecer incluso en reposo, especialmente por las noches. Es común que se localice en los dedos de los pies o en la planta del pie. Muchas personas notan que al colgar las piernas fuera de la cama el dolor mejora ligeramente, ya que esta posición favorece el flujo de sangre por gravedad.

Cambios en la temperatura y el color de la piel
Otro síntoma clásico es la sensación de frío en el pie o pierna afectada. Este descenso de temperatura ocurre porque llega menos sangre caliente a la extremidad.
También pueden observarse cambios en la coloración de la piel, que va desde palidez hasta tonos azulados o rojizos. Estos cambios suelen volverse más evidentes cuando la pierna está elevada o inmóvil por mucho tiempo.
Disminución del pulso en las piernas o los pies
Al realizar un examen físico, un profesional de la salud puede notar que el pulso en el dorso del pie o detrás del tobillo está debilitado o ausente, lo cual es un signo directo de obstrucción arterial.
Otros síntomas pueden aparecer en la enfermedad vascular periférica
Aunque el dolor al caminar y los cambios en la temperatura de la piel son los más conocidos, hay una serie de manifestaciones menos comunes que también pueden indicar una alteración significativa en la circulación. Estar atentos a estos signos puede marcar la diferencia en el diagnóstico precoz.
Heridas que no cicatrizan bien
Uno de los síntomas que genera mayor preocupación médica son las heridas crónicas en los pies o los tobillos. Estas lesiones suelen aparecer en zonas de presión, como el talón o el borde externo del pie, y tienen una evolución muy lenta o nula. En algunos casos, pueden convertirse en úlceras dolorosas que se infectan con facilidad.
Estas heridas se deben a la falta de oxígeno y nutrientes que debería llegar a los tejidos a través de la sangre. Cuando ese flujo está comprometido, la capacidad del cuerpo para sanar disminuye drásticamente.

Cambios en la piel y en las uñas
La piel de la pierna afectada puede tornarse más fina, frágil o brillante, lo que refleja una mala nutrición de los tejidos. Además, pueden notarse zonas sin vello, especialmente en el dorso del pie, los tobillos o la parte baja de las piernas.
Las uñas también pueden verse afectadas, volviéndose más gruesas, opacas o quebradizas. Aunque estos signos no son exclusivos de la enfermedad vascular periférica, su presencia junto con otros síntomas debe considerarse como parte del cuadro clínico.
Entumecimiento, hormigueo o sensación de ardor
Algunas personas no refieren dolor como tal, sino una sensación persistente de adormecimiento, hormigueo o incluso ardor en los pies o piernas. Estos síntomas suelen empeorar por la noche o al estar en reposo, y pueden confundirse con neuropatías (como las que aparecen en personas con diabetes).
Sin embargo, en el contexto de una mala circulación, estas sensaciones están directamente relacionadas con la falta de aporte sanguíneo a los nervios periféricos.
Coloración anormal de la piel
En ciertos casos, la pierna puede tomar una tonalidad rojiza, azulada o incluso morada, especialmente cuando está colgando o al ponerse de pie. Esta coloración cambia cuando la pierna se eleva, volviéndose pálida. Estos cambios se deben a alteraciones en el retorno venoso y en la oxigenación de los tejidos.
Gangrena (en casos avanzados)
Cuando el flujo sanguíneo está tan comprometido que ya no llega sangre suficiente para mantener vivo el tejido, puede desarrollarse gangrena. Es una complicación grave que implica la muerte del tejido, generalmente en los dedos de los pies, y requiere atención médica urgente.

Síntomas importantes de la enfermedad vascular periférica
Más allá del dolor al caminar, hay otros signos que también deben considerarse como señales de alerta. Algunos de ellos pueden pasar desapercibidos si no se está atento:
Cambios en la piel
- La piel de las piernas o los pies puede volverse más delgada, frágil y brillante.
- Es frecuente sentir la piel más fría al tacto, en comparación con otras partes del cuerpo.
- Se pueden presentar cambios de color, como palidez, enrojecimiento o tonalidades azuladas, especialmente al elevar las piernas o al estar en reposo.
Alteraciones en el tejido y otros síntomas visibles
- Pérdida de vello en las piernas o en los dedos de los pies.
- Uñas más gruesas, frágiles o de aspecto opaco.
- Heridas o úlceras que no cicatrizan adecuadamente, especialmente en zonas de presión como los talones o tobillos.
- Gangrena (tejido muerto por falta de riego sanguíneo), en casos más severos.
Sensaciones neuromusculares
- Entumecimiento, debilidad o sensación de pesadez en las extremidades.
- Hormigueo o sensación de ardor, incluso estando en reposo.
- Dolor agudo o punzante en los dedos de los pies durante la noche.
- Dificultad para mover la pierna afectada por incomodidad o dolor.
No esperes a que los síntomas se agraven. Agenda tu diagnóstico Doppler hoy.
¿Cuándo consultar al médico y considerar una ecografía Doppler?
Uno de los mayores riesgos en las enfermedades vasculares es asumir que los síntomas son “normales” o parte del envejecimiento. Pero lo cierto es que ningún dolor al caminar, cambio en la piel o herida persistente debe pasarse por alto, especialmente cuando se repite o empeora con el tiempo.
La consulta médica oportuna permite no solo identificar la enfermedad vascular periférica en una etapa temprana, sino también prevenir complicaciones más serias, como infecciones, úlceras crónicas o, en casos extremos, la pérdida de tejido.
Señales que ameritan atención médica inmediata por enfermedad vascular periférica
Deberías considerar una consulta con un especialista en salud vascular si presentas alguno de estos síntomas:
Dolor o calambres en las piernas al caminar
que mejoran con el reposo, especialmente si el dolor aparece siempre a la misma distancia recorrida.
Molestia persistente en reposo
sobre todo en los pies durante la noche.
Sensación de frío constante
en una pierna o pie, diferente del otro lado.
Cambios en la coloración de la piel
como palidez, enrojecimiento o aspecto azulado.
Heridas en los pies o tobillos que no cicatrizan
o que parecen empeorar con el tiempo.
Pérdida de vello, uñas engrosadas o piel brillante
en las extremidades inferiores.
Pulsos débiles o ausentes
en los pies, al tacto.
El papel de la ecografía Doppler en este proceso
Ante estos síntomas, una de las primeras herramientas diagnósticas que puede solicitar el médico es una ecografía Doppler vascular. Este estudio permite observar, en tiempo real, cómo fluye la sangre por tus arterias. Lo hace sin agujas, sin radiación y sin necesidad de ingreso hospitalario.
Con este examen, es posible:
- Confirmar o descartar una obstrucción arterial.
- Determinar la localización y severidad del estrechamiento en los vasos sanguíneos.
- Monitorear la evolución del tratamiento si ya se ha iniciado un manejo clínico.
En una ciudad como Bogotá, donde existen centros de diagnóstico especializados y accesibles, la ecografía Doppler se ha convertido en una de las formas más eficaces para evaluar la circulación en las piernas y pies. Detectar el problema a tiempo permite actuar antes de que los síntomas se agraven.
Conoce aquí 10 preguntas para saber todo acerca de la ecografía Doppler vascular
¿Qué partes del cuerpo son más comúnmente afectadas por la enfermedad vascular periférica?
La enfermedad vascular periférica puede comprometer cualquier vaso sanguíneo fuera del corazón y el cerebro, pero en la práctica clínica hay zonas del cuerpo que resultan especialmente vulnerables debido a su demanda de oxígeno, su posición anatómica y su distancia del centro circulatorio principal.
Piernas: la región más frecuentemente afectada
Las piernas son, por lejos, las más comúnmente afectadas por la enfermedad vascular periférica. Esto se debe a que las arterias que las irrigan —como la femoral, poplítea o tibial— son relativamente largas y están más expuestas al desgaste causado por la acumulación de placa aterosclerótica con el tiempo.
El flujo sanguíneo reducido en las piernas suele manifestarse con:
- Dolor al caminar (claudicación intermitente).
- Cambios en la piel (palidez, enrojecimiento, enfriamiento).
- Disminución del vello en la parte inferior de las piernas.
- Heridas o úlceras en pies, tobillos o dedos que no cicatrizan.
En etapas más avanzadas, puede incluso aparecer dolor en reposo y gangrena, lo que subraya la importancia de un diagnóstico precoz.
Pies y dedos: señales visibles en etapas avanzadas
Los pies, en particular los dedos, son otra zona que refleja con claridad los efectos de una mala circulación. La piel puede tornarse fría, presentar coloraciones anómalas (azuladas, moradas) o desarrollar lesiones que no sanan.
En pacientes con diabetes, esta afectación se agrava, ya que puede coexistir con daño nervioso (neuropatía), lo que disminuye la sensibilidad y retrasa la detección de problemas graves.
Glúteos y muslos: menos comunes, pero posibles
Cuando la obstrucción arterial se localiza más arriba —por ejemplo, en la aorta o las arterias ilíacas—, los síntomas pueden sentirse en los glúteos o los muslos. En estos casos, caminar puede provocar molestias en la parte superior de las piernas o la zona pélvica, a veces acompañadas de debilidad o fatiga muscular.
Además, en los hombres, esta forma de afectación puede generar disfunción eréctil, otro signo que a menudo se subestima pero que está relacionado directamente con el flujo arterial reducido.
¿Y si no es enfermedad vascular periférica? Por qué es importante consultar al especialista
Es común que algunas molestias en las piernas o los pies se atribuyan a causas simples como el cansancio, la edad o una mala postura. Y aunque en muchos casos sí se trata de situaciones pasajeras, hay veces en que esos mismos síntomas pueden estar señalando algo más complejo.
La enfermedad vascular periférica no siempre se presenta con síntomas evidentes, y cuando lo hace, estos pueden confundirse fácilmente con los de otras enfermedades. Por eso, es importante no caer en el error de autodiagnosticarse o postergar la visita al médico.
¿Qué otras enfermedades pueden producir síntomas similares?
Algunas condiciones médicas que comparten síntomas con la enfermedad vascular periférica son:
Lumbalgia o ciática
Pueden causar dolor en las piernas, especialmente al caminar, que a veces se interpreta como claudicación.
Neuropatía diabética
Genera entumecimiento, ardor y hormigueo en los pies, síntomas que también aparecen en personas con mala circulación.
Insuficiencia venosa crónica
Puede producir hinchazón, cambios en la piel y úlceras en las piernas, al igual que la enfermedad arterial.
Artritis o artrosis
El dolor articular puede limitar la movilidad y confundirse con el dolor muscular por falta de oxígeno en los tejidos.
Trombosis venosa profunda
En sus etapas iniciales, puede presentarse como una sensación de pesadez o molestia en la pierna. Conoce más sobre los Síntomas de la trombosis venosa profunda: Diagnóstico temprano con ecografía Doppler
Aunque todos estos cuadros tienen tratamientos distintos, los síntomas pueden parecerse mucho entre sí. Por eso, el diagnóstico correcto es esencial.
La importancia de un examen vascular especializado
Solo un profesional de la salud puede diferenciar, a través de la evaluación clínica y estudios diagnósticos —como la ecografía Doppler—, si se trata de una obstrucción arterial, un problema venoso, una lesión nerviosa o alguna otra condición.
Acudir a una consulta médica no solo permite obtener un diagnóstico preciso, sino también iniciar el tratamiento adecuado a tiempo, lo que puede evitar complicaciones serias, mejorar los síntomas y proteger la funcionalidad de las extremidades.
Si tienes dudas, molestias recurrentes o signos que no desaparecen con el tiempo, no esperes a que empeoren. Consultar a un especialista en salud vascular es un acto de prevención y cuidado personal.

¿Qué es enfermedad vascular periférica no especificada?
El término “enfermedad vascular periférica no especificada” se utiliza con frecuencia en informes médicos o diagnósticos cuando hay evidencia de un problema en la circulación de las extremidades —generalmente en las piernas—, pero aún no se ha determinado con exactitud el tipo, la causa o el alcance de la afección.
Esto puede deberse a varias razones:
- Falta de estudios complementarios en el momento del diagnóstico.
- Síntomas generales o atípicos que sugieren una alteración vascular, pero no permiten una clasificación precisa.
- Limitaciones en el acceso inmediato a herramientas diagnósticas especializadas, como la ecografía Doppler, la tomografía o la resonancia vascular.
En muchos casos, esta etiqueta es utilizada como un diagnóstico provisional, a la espera de realizar estudios más detallados que permitan definir si se trata, por ejemplo, de una enfermedad arterial periférica por aterosclerosis, una enfermedad venosa crónica, o incluso una forma mixta o inflamatoria de compromiso vascular.
¿Qué hacer si recibes este diagnóstico?
Si en tu historia clínica aparece este término, es recomendable:
- Consultar con un especialista en diagnóstico vascular.
- Solicitar una ecografía Doppler de los miembros inferiores, que es una herramienta no invasiva y muy precisa para identificar si existe obstrucción en arterias o venas.
- Revisar tus antecedentes personales y familiares de diabetes, hipertensión, tabaquismo, colesterol alto u otras condiciones cardiovasculares.
Aclarar un diagnóstico de “enfermedad vascular periférica no especificada” es fundamental, ya que un tratamiento eficaz depende de saber con certeza qué tipo de alteración está presente y en qué grado.

Causas de la enfermedad vascular periférica
La enfermedad vascular periférica se produce cuando hay una reducción en el flujo de sangre hacia las extremidades —especialmente las piernas—, debido a un estrechamiento, bloqueo o debilitamiento de los vasos sanguíneos. La causa más común es la aterosclerosis, pero existen otros factores que también pueden desencadenarla.
Aterosclerosis: la causa principal
En la gran mayoría de los casos, la enfermedad vascular periférica es consecuencia directa de la aterosclerosis, un proceso crónico en el que se acumulan grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias. Esta “placa” se va endureciendo con el tiempo, reduce el diámetro del vaso sanguíneo y limita el paso de sangre hacia los tejidos.
Este proceso es silencioso y progresivo, y puede comenzar años antes de que aparezcan los primeros síntomas.
Otras causas posibles
Aunque menos comunes, hay otras condiciones que también pueden provocar una alteración en la circulación periférica:
- Trombosis arterial: cuando un coágulo bloquea repentinamente el flujo en una arteria.
- Inflamación de los vasos sanguíneos (vasculitis): puede afectar tanto arterias como venas, reduciendo su funcionalidad.
- Lesiones o traumatismos: un golpe directo o una cirugía previa pueden dañar un vaso sanguíneo y alterar la circulación.
- Compresiones externas: ciertas estructuras anatómicas o masas (como tumores) pueden presionar una arteria desde fuera.
- Enfermedades hereditarias o genéticas: algunas condiciones raras afectan la elasticidad o el funcionamiento normal de los vasos.
Factores que agravan el problema
Más allá de la causa puntual, existen factores que aceleran el desarrollo o el empeoramiento de la enfermedad vascular periférica:
- Tabaquismo.
- Diabetes mellitus.
- Hipertensión arterial.
- Colesterol elevado (dislipidemia).
- Sedentarismo.
- Edad avanzada.
- Antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular.

¿Por qué no basta con los síntomas? La importancia del diagnóstico vascular completo
Aunque síntomas como el dolor al caminar, el enfriamiento de las piernas o la aparición de úlceras pueden sugerir una enfermedad vascular periférica, no son suficientes para establecer un diagnóstico definitivo. Según Arias Rodríguez et al. (2022), “cuando los pacientes acuden a consulta manifestando los síntomas típicos de una obstrucción arterial […] suelen pensar que estos síntomas se deben a problemas relacionados con su edad”, lo que retrasa el diagnóstico oportuno y aumenta el riesgo de complicaciones.
El índice tobillo-brazo: una prueba sencilla pero decisiva
Una de las pruebas clínicas más recomendadas es el índice tobillo-brazo (ITB), que consiste en comparar la presión arterial en el tobillo con la del brazo. El mismo artículo señala que “un índice tobillo-brazo ≤ 0,90 se asocia con más del doble de tasas de eventos coronarios, mortalidad por eventos cardiovasculares y mortalidad total a 10 años” (Arias Rodríguez et al., 2022). Esta medición permite detectar alteraciones arteriales incluso en pacientes sin síntomas, y es particularmente útil como prueba de tamizaje.
Ecografía Doppler: precisión en el diagnóstico
Si bien el ITB es un excelente punto de partida, no proporciona información sobre la localización o la extensión de la obstrucción arterial. Por ello, el uso de técnicas de imagen como la ecografía Doppler es clave para completar el diagnóstico. Esta prueba permite evaluar el flujo sanguíneo en tiempo real y confirmar la presencia de estrechamientos significativos en las arterias de los miembros inferiores.
Como señalan los autores, el Doppler se incluye entre las “herramientas diagnósticas como el dúplex, la tomografía computarizada y la resonancia magnética”, todas útiles según el caso clínico y el grado de sospecha (Arias Rodríguez et al., 2022).
Conoce al Dr. Pedro Rey: diagnóstico vascular con experiencia y precisión
Soy el Dr. Pedro Rey, médico egresado de la Universidad del Rosario, especialista en imágenes diagnósticas y radiología, con más de 30 años de experiencia en el diagnóstico vascular no invasivo. A lo largo de mi trayectoria, he tenido la oportunidad de acompañar a miles de pacientes en el proceso de detección temprana y seguimiento de enfermedades que afectan la circulación.
Mi enfoque clínico se basa en el uso de la ecografía Doppler, una herramienta confiable, segura y no invasiva que permite identificar de manera precisa problemas en arterias, venas y otras estructuras vasculares, incluso antes de que los síntomas se vuelvan severos. La utilizo para evaluar no solo la enfermedad vascular periférica, sino también enfermedades venosas, arteriales y otras alteraciones del sistema circulatorio que pueden comprometer la salud general del paciente.
Agenda tu ecografía Doppler en Bogotá
Si estás experimentando alguno de los síntomas mencionados en este artículo, tienes antecedentes de problemas vasculares o simplemente quieres descartar una posible alteración circulatoria, te invito a realizar una evaluación con ecografía Doppler en Bogotá.
Recuerda: un diagnóstico temprano puede hacer una gran diferencia en tu calidad de vida. No ignores las señales de tu cuerpo. Agenda tu cita hoy mismo y da el primer paso hacia un cuidado vascular oportuno y personalizado.
Preguntas frecuentes sobre síntomas de enfermedad vascular periférica
¿Cómo saber si tienes una enfermedad vascular?
La mejor forma de saber si tienes una enfermedad vascular es reconocer ciertos síntomas clave y consultar a un médico especialista. Signos como dolor al caminar que mejora con el reposo, pies fríos, cambios de color en la piel, o heridas que no cicatrizan bien pueden indicar que algo no está bien con tu circulación. Para confirmarlo, se utilizan estudios como la ecografía Doppler vascular y el índice tobillo-brazo.
¿Cómo saber si tengo una enfermedad arterial periférica?
La enfermedad arterial periférica se manifiesta principalmente por un flujo de sangre reducido hacia las extremidades, especialmente las piernas. Si al caminar sientes calambres o fatiga en los músculos de las pantorrillas, o si notas cambios en la piel, uñas o temperatura de los pies, es recomendable realizar un estudio diagnóstico. El diagnóstico de la enfermedad vascular periférica debe hacerse con ayuda de un médico vascular, mediante estudios no invasivos.
¿Cuáles son las señales de alerta de la enfermedad arterial periférica?
Las señales de alerta más comunes incluyen:
Dolor en las piernas al caminar, que mejora al descansar (claudicación intermitente).
Cambios de color en la piel: palidez, enrojecimiento o coloración azulada.
Sensación de frío en una pierna o pie.
Disminución del pulso en los pies.
Úlceras o heridas que no cicatrizan, especialmente en los dedos o talones.
¿Cuáles son las enfermedades vasculares periféricas más comunes?
Las más comunes son:
Enfermedad arterial periférica: causada por el estrechamiento u obstrucción de las arterias.
Insuficiencia venosa crónica: afecta el retorno de sangre desde las piernas al corazón.
Trombosis venosa profunda: formación de coágulos en venas profundas.
Vasculitis: inflamación de los vasos sanguíneos.
Cada una tiene síntomas distintos, pero todas requieren valoración médica.
¿Cómo empiezan los problemas vasculares?
Los problemas vasculares suelen comenzar de forma silenciosa. En el caso de las arterias, el estrechamiento progresivo por acumulación de placa (aterosclerosis) va limitando el paso de sangre. En las venas, el mal funcionamiento de las válvulas puede provocar acumulación de sangre en las piernas. Al principio, podrías no notar nada, pero con el tiempo surgen signos como hinchazón, dolor, cambios en la piel o pérdida de sensibilidad.
¿Cuáles son los síntomas de una enfermedad vascular?
Los síntomas de enfermedad vascular dependen del tipo de vaso afectado. En las arterias, los más comunes son:
Dolor al caminar (claudicación).
Enfriamiento de las piernas o pies.
Coloración anormal de la piel.
Pulso débil o ausente.
Heridas que no cicatrizan.
En casos más avanzados, puede haber dolor incluso en reposo o aparición de úlceras y gangrena.
¿Cuáles son los síntomas de arterias tapadas en las piernas?
Cuando hay arterias tapadas en las piernas, los síntomas incluyen:
Calambres al caminar (en pantorrillas, muslos o glúteos).
Dolor persistente al estar acostado, especialmente en los dedos del pie.
Piel fría o brillante.
Uñas engrosadas.
Heridas crónicas o gangrena.
Estos síntomas reflejan una circulación deficiente y requieren evaluación inmediata.
¿Cuál es el tratamiento para la enfermedad arterial periférica?
El tratamiento de la enfermedad arterial periférica depende del grado de obstrucción y los síntomas. Incluye:
Cambios en el estilo de vida: dejar de fumar, dieta saludable, actividad física.
Medicamentos: para mejorar la circulación, controlar colesterol, presión arterial y prevenir coágulos.
Terapias como cilostazol (para claudicación).
En casos graves, procedimientos como angioplastia o cirugía de revascularización.
Todo tratamiento debe estar guiado por un médico especialista.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad vascular periférica?
El diagnóstico de la enfermedad vascular periférica se basa en:
Historia clínica y síntomas.
Examen físico, incluyendo evaluación de pulsos.
Índice tobillo-brazo (ITB): compara la presión arterial del tobillo con la del brazo.
Ecografía Doppler vascular: evalúa el flujo sanguíneo y localiza obstrucciones.
En algunos casos, se pueden usar pruebas de esfuerzo o imágenes más avanzadas (angiografía, tomografía, resonancia).
Un diagnóstico temprano permite un tratamiento más efectivo y reduce el riesgo de complicaciones.